MENTAL Y LA UNIDAD DEL CONOCIMIENTO

“La búsqueda de una unidad del conocimiento puede ser al principio vista como una prisión para la creatividad. La verdad, sin embargo, es lo opuesto. Un sistema unitario del conocimiento es el medio más seguro de identificar los dominios de la realidad todavía no explorados” (Edgar O. Wilson).

“Uno de los mayores problemas para la sociedad en general es la síntesis del conocimiento” (J. Doyne Farmer)



La Inducción

El concepto de inducción

La fuente inicial del estudio de la inducción procede de Aristóteles: “la inducción es un tránsito de las cosas individuales a los conceptos universales”. Esta definición es válida hoy día, aunque se suele ampliar para que contemple también el paso de lo general a algo de tipo aún más general. De todas maneras, la definición original puede valer si consideramos que las cosas individuales (los hechos) pueden ser también de tipo general.

La inducción es el proceso inverso de la deducción, y es diferente de la abucción. En el medievo, la escolástica, la corriente teológico-filosófica que reavivó la filosofía greco-latina, llevó a los límites más extremos el respeto por la lógica deductiva, limitándose a cultivar la teoría del silogismo aristotélico, ignorando la argumentación inductiva. Entonces apareció Bacon.


El método experimental inductivo de Bacon

La Ilustración fue el origen de la moderna tradición intelectual de Occidente. Desmitificó el mundo y se abrió a la ciencia para intentar que el universo fuera comprensible. Creía en la unidad de todo el conocimiento, en la ley natural y en el poder de la ciencia y la razón como motor del progreso humano.

La ciencia fue el motor de la Ilustración y su gran arquitecto fue Francis Bacon. Filósofo, político, abogado y escritor, se considera el fundador de la filosofía de la ciencia y el “padre” del empirismo. Tuvo una gran influencia en el desarrollo del método científico, en especial el método experimental inductivo.

Bacon denunció el abuso del silogismo aristotélico por la escolástica (que desdeñaba la experiencia sensible) como la principal causa del estancamiento de la ciencia, pues era incapaz de servir como método de descubrimiento. El progreso de la ciencia se debería basar en la inducción, en la obtención de conclusiones y leyes generales mediante la observación y la experimentación.

Su filosofía en este sentido era la siguiente: Respecto al método de inducción en sí, Bacon mejoró el método tradicional, que estaba basado simplemente en obtener conclusiones a partir de hechos particulares, sin considerar ningún tipo de estructura al conjunto de hechos. La mejora consistió en:
  1. Considerar las variables o circunstancias que pueden tener o no influencia en el fenómeno, eliminando las variables que no tienen influencia, es decir, cuando el fenómeno permanece invariable. Son las denominadas tablas de presencia (de variables positivas) y de ausencia (de variables negativas).

  2. Considerar, no solo la presencia de las variables, sino su grado, para crear la tabla de grados.

  3. Clasificar los hechos. Distingue entre hechos privilegiados, limítrofes y causales.
Bacon ha quedado como el gran impulsor del método experimental inductivo y de lo que se llamó la “filosofía experimental”, una de las bases del pensamiento moderno. Su método se expone en detalle en su obra “Novum Organum” (1620), denominada así porque pretendía sustituir al viejo Organum aristotélico. El empirismo de Bacon fue continuado por John Locke y George Berkeley, hasta su culminación con David Hume.


La inducción de William Whewell

William Whewell –filósofo, historiador de la ciencia, especialista en nomenclatura científica, escritor prolífico y polifacético– tuvo una gran influencia en su tiempo. Hoy Whewell es más conocido por sus obras sobre filosofía e historia de la ciencia. Como curiosidad, acuñó los términos “ánodo”, “cátodo” e “ión” para Faraday, e inventó el término “científico” (antes se hablaba de “filósofo natural” y “hombre de ciencia”).

Whewell también acuñó el término “consilencia” (consilience) en 1840 en su “Historia de las Ciencias Inductivas” [1967]. Literalmente significa “saltar juntos”, y Whewell lo utilizó, no como término aislado, sino formando parte de la frase “la consiliencia de inducciones”. De acuerdo con Whewell, la consiliencia de inducciones tiene lugar cuando una inducción obtenida de una clase de hechos coincide con una inducción obtenida de otra clase diferente. El término “consilencia” se podría traducir de forma aproximada como “confluencia o concurrencia coherente o coincidente”.

Un ejemplo ilustrativo de “consiliencia de inducciones” fueron las leyes de Kepler y la ley de la gravitación universal de Newton. Kepler estableció sus famosas 3 leyes sobre las órbitas planetarias basándose en datos experimentales. Newton se inspiró en las leyes de Kepler, en la caída de los cuerpos y el movimiento de las mareas, para establecer su ley de la gravitación universal: dos cuerpos se atraen por una fuerza que es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que les separa. En realidad, Newton realizó una inducción de orden superior, pues generalizó una generalización (las leyes de Kepler), aunque también se puede considerar que Newton utilizó las leyes de Kepler como “hechos”.

Whewell se consideraba seguidor de Bacon, pero afirmó haber renovado su método inductivo. La filosofía de Whewell es la siguiente:
La consiliencia de Edward Wilson

“Consilencia” es el término –tomado de Whewell– utilizado por Edward O. Wilson [1999] –biólogo darwinista, entomólogo, “padre” de la biodiversidad y de la sociobilogía– para referirse a la unidad o unificación de las distintas ramas del conocimiento. El significado dado por Wilson al término “consiliencia” como “unidad del conocimiento” no es exactamente el mismo que el original de Whewell; se trataría de una confluencia coherente universal de todos los conocimientos, una gran teoría unificada, una especie de “teoría de todo”.

La filosofía general de Wilson es la siguiente: Para lograr esta deseada visión unificadora del mundo:
La consiliencia de Stephen Jay Gould

La obra póstuma del biólogo Stephen Jay Gould (fallecido en 2002) “Érase una vez el zorro y el erizo” [2004], es una reflexión sobre el tradicional enfrentamiento entre las ciencias y las humanidades. Para Gould, el zorro simboliza a las ciencias, y el erizo simboliza a las humanidades.

Gold considera correcta la consilencia de Whewell: el paso inductivo que se realiza desde observaciones dispersas hacia una explicación común, un “saltar juntos”, una estrategia de convergencia desde distintos ángulos hacia la objetividad, y que señala la ruta a seguir para la integración de diferentes dominios bajo un esquema explicativo unificado. Pero rebate a Wilson duramente sobre el método para lograr la unidad del conocimiento: Frente a la concepción de Wilson, Gould propone una consiliencia que reconcilie efectivamente ciencias y humanidades: Gould identifica la consiliencia de Whewell con la que él mismo practica en la exposición de sus descubrimientos. Los conceptos científicos más complejos se pueden explicar en un lenguaje sencillo, sin trivializarlos y sin desvirtuar su sentido original. Precisamente, parte de la tradición humanista es la divulgación científica.

Gould propone una integración entre ciencia y humanismo que responda al lema nacional de EE.UU. “E pluribus unum” (uno compuesto de muchos) para integrar el conocimiento de lo plural bajo una perspectiva unificadora.

Gould no ve tampoco conflicto entre ciencia y religión. Propone un concepto básico denominado “Non-Overlapping Magisteria” (NOMA), magisterios que no se superponen, que no interfieren entre sí.


Crítica y Comentarios

La concepción de Whewell

Whewell nunca habló de la posibilidad de la unificación del conocimiento, que seria la inducción suprema, la inducción llevada al extremo, lo que conduciría al terreno filosófico, a las categorías universales de las cosas. Si embargo, Whewell intuyó la existencia de unas Ideas Fundamentales, que conducirían a la unificación del conocimiento, aunque no llegó a confeccionar una lista completa y formal de esas ideas y cómo se combinarían.

Whewell también intuyó que las Ideas Fundamentales representan características objetivas del mundo interior y exterior. Ambos mundos, efectivamente, coinciden. Ontología y epistemología, a nivel fundamental, son la misma cosa: los arquetipos primarios.


La concepción de Wilson

La concepción universalista de la consiliencia de Wilson y la búsqueda de los principios del conocimiento es de gran valor y completamente necesaria, dada la actual fragmentación del conocimiento. Es cierto que la consiliencia es el reto intelectual más importante que tenemos. Sin embargo, su concepción adolece de graves defectos: En definitiva, la propuesta de Wilson es ambiciosa, pero ingenua, simplista, superficial, difusa e incoherente.


La concepción de Gould

Gould afirma que no es posible aplicar métodos reduccionistas a las humanidades. Pero sí podemos afirmar que es posible llegar a establecer principios universales, que sean a la vez holísticos y reduccionistas, desde los cuales sea posible contemplar y analizar todo.

Gould se declara materialista, como Wilson, al afirmar que las capacidades del cerebro surgen de propiedades materiales de una neurología evolucionada, y no de un plano independiente de tipo superior. No considera el tema de la conciencia o la considera igual que la mente, cuando la conciencia está a un nivel superior a la mente (como facultad del alma).


MENTAL y la Unidad del Conocimiento

MENTAL, la inducción suprema
MENTAL, modelo de estrategia para la unidad del conocimiento

La solución a la unidad del conocimiento tiene que venir de los arquetipos primarios, desde lo superior, desde lo abstracto y universal. Las causas y los principios proceden de lo superior. Lo inferior es solo una manifestación de lo superior. MENTAL ya ha trazado el camino en este sentido. Los arquetipos de MENTAL cubren ya aspectos filosóficos (las categorías filosóficas) y psicológicos (los arquetipos primarios). Es por eso que decimos que MENTAL es un lenguaje científico y humanista.

Los pasos siguientes serían:
  1. A nivel inferior, describir las leyes de la física con MENTAL, para poner de manifiesto que el mundo mental es más amplio que el físico, que el mundo físico es una particularización del mundo mental. No se puede hablar de unificación entre el mundo físico y mental porque son dos niveles de realidad diferentes, aunque conectados a nivel profundo.

  2. Tratar de encontrar y describir conceptos generales o principios que permiten comprender las humanidades.
Todos los conocimientos confluyen en algo que es la esencia común a todas las cosas. Esa esencia tiene que ser forzosamente algo arquetípico y abstracto porque la realidad, a nivel profundo, es arquetípica y abstracta.

Solo desde lo superior se puede lograr la unidad del conocimiento. MENTAL es la demostración de que puede lograrse.

La inducción es un movimiento ascendente de la conciencia. El problema es saber si existe un “tope” para este proceso vertical. Y la respuesta es que sí: son los arquetipos abstractos o categorías filosóficas comunes a mente y naturaleza. Los arquetipos son los centros de máxima conciencia, que unen los opuestos, lo interior y lo exterior, lo concreto y lo abstracto, la mente y la naturaleza.

En el caso de integración de las humanidades, los arquetipos deben tener un carácter profundo, mítico y simbólico, donde deben aparecer temas eternos como el eterno retorno, el viaje del héroe, el laberinto, etc.



Adenda

Tales de Mileto, el pionero

Tales de Mileto −filósofo, matemático y astrónomo griego− es considerado “padre” de la filosofía, el primer filósofo de la historia de la civilización occidental. Fue fundador de la escuela jónica de la filosofía y el primero y más famoso de los 7 sabios de Grecia. Se le atribuye la autoría de la leyenda que figuraba en el frontispicio del templo de Apolo, en Delfos: “Conócete a ti mismo”. Introdujo la geometría pura en Grecia y predijo un eclipse de Sol.

Tales fue el primer filósofo que intentó dar una explicación racional y física del universo, sin acudir a lo metafísico o sobrenatural, y elaborando la primera teoría unificada: el agua es la sustancia primaria y universal de toda materia, la fuente de todo cuanto existe; todas las sustancias materiales son manifestaciones o aspectos del agua; la Tierra es un disco circular que flotaba sobre el agua.

Tales tiene el mérito de haber intuido la unidad esencial de la naturaleza. Aristóteles consideraba a Tales el fundador de las ciencias físicas.

Tales fue el iniciador de una “fiebre intelectual” que se extendió por toda Grecia: el pensamiento racional. El término “fiebre jónica” fue utilizado por Arthur Koestler en su obra “The Sleepwalkers” (Los Sonámbulos).


El debate entre Whewell y Mill

El filósofo, lógico y político John Stuart Mill, autor de “System of Logic” (Sistema de Lógica), tras leer “Historia de las Ciencias Inductivas” de Whewell, decidió ampliar su propio tratado de lógica deductiva con un nuevo libro dedicado a la lógica inductiva. El resultado fue el Libro III de su Sistema de Lógica, que contenía conceptos diferentes a los de Whewell. Esto dio origen a un interesante debate sobre la naturaleza del proceso inductivo entre ambos autores. La respuesta de Whewell a Mill apareció en su obra “Mr. Mill´s Logic” (1849).
Bibliografía